Home/Resources/Early Development/Cómo manejar a los niños selectivos con la comida

Cómo manejar a los niños selectivos con la comida

A child is sitting on a chair. Hands holding a bowl and spoon are holding broccoli trying to feed him.

¿Conoce a alguien que sea “selectivo con la comida”? Se come de manera “selectiva” cuando un niño (o adulto) rechaza los alimentos con frecuencia o come los mismos alimentos una y otra vez. En general, comer de manera selectiva llega a su punto máximo cuando los niños son pequeños y están en edad preescolar. A muchos cuidadores les preocupa que su niño selectivo con la comida no reciba la alimentación necesaria para crecer. Pero en la mayoría de los casos, este no es el caso. Aquí explicamos cómo manejarse cuando los niños pequeños son selectivos con la comida.

 

Niños pequeños selectivos con la comida

La selectividad en la comida suele aparecer alrededor del año, momento en el que muchos niños comienzan a alimentarse. Ahora pueden elegir qué y cuánto comer, lo que les da cierto grado de control sobre sus vidas. Por eso, es posible que algunos días coman mucho de todo. Y otros puede parecer que no comen nada de nada.

Además, si bien los niños suelen crecer mucho y rápidamente en su primer año, el crecimiento se hace más lento en el segundo año. Los niños pequeños también están aprendiendo muchas habilidades nuevas, como comer, caminar, correr, trepar y más. Durante un momento de gran cambio, a menudo los niños buscan la “invariabilidad” tanto como sea posible, lo que incluye apegarse al mismo grupo pequeño de alimentos. Esta consistencia puede ayudarles a sentirse seguros y protegidos durante un período de cambios rápidos.

Los padres también deben estar en contacto con sus propias expectativas acerca de cuánto “debería” comer un niño pequeño. Es poco realista esperar que un niño pequeño coma una gran cantidad de alimentos en cada comida todos los días; después de todo, el estómago de un niño pequeño tiene aproximadamente el mismo tamaño que su puño apretado (Martins, 2002).

Ellyn Satter, MS RD LCSW BCD, investigadora y profesional en el campo de las prácticas de alimentación pediátrica, explica que tanto los padres como los hijos tienen sus propios “trabajos” por hacer cuando se trata de comer. Los padres son responsables de proporcionar alimentos saludables para las comidas y los bocadillos. Los niños son responsables de qué y cuánto comen. Esto ayuda a los niños a aprender cómo es tener hambre y luego sentirse saciados, y cómo elegir opciones saludables basándose en este conocimiento, es decir, comer cuando tenemos hambre y detenernos cuando estamos llenos.

El rol de los padres

 

Hay investigaciones que han revelado que las preferencias alimenticias de los padres están vinculadas con las preferencias alimenticias de los niños (Borah-Giddens & Falciglia, 1993). Seguramente esto no sea muy sorpresivo, ya que es más probable que preparemos las comidas que nos gustan, por lo que nuestros hijos estarán más familiarizados con ese grupo de alimentos que con otros. La familiaridad con los alimentos es clave, ya que es posible que se deba exponer a un niño a nuevos alimentos más de 10 veces para que los pruebe.

¿Qué puede hacer para hacer que a un niño le gusten alimentos variados?

  • Comer usted alimentos saludables variados. Asegúrese de que sus propias elecciones coincidan con los alimentos que desea que el niño coma y disfrute.
  • Preparen las comidas juntos. Hacer que ayude a preparar la comida aumenta las posibilidades de que el niño pruebe su “creación”. Pídale a su pequeño que le ayude a medir, verter o revolver.
  • Evite mostrar disgusto o desinterés al probar nuevos alimentos. Un estudio determinó que las madres que demostraban (con sus expresiones faciales, lenguaje corporal o palabras) que no querían probar un nuevo alimento tenían hijos que también eran propensos a rechazar nuevos alimentos (Carruth & Skinner, 2000). En resumen, probablemente su hijo pequeño esté menos dispuesto a probar algo nuevo si usted no lo ha probado. Y si usted es “selectivo con la comida”, es probable que un niño pequeño imite esta conducta, al igual que imita la manera en que habla por teléfono o la forma en que le dice adiós cada mañana en la guardería.

Qué hacer con los niños pequeños selectivos con la comida

 

Existen muchos motivos por los cuales un niño podría ser más remilgado que lo habitual a la hora de comer. A continuación, se incluyen algunas de las causas más frecuentes de la selectividad con la comida, e ideas para responder. (Adaptado de Lerner & Parlakian, 2007).

Algunos niños son sensibles al gusto, al olor o a la textura de los alimentos. Puede hacer lo siguiente:

  • Ofrecer varias opciones de alimentos saludables —entre los alimentos que al niño le gustan— en cada comida.
  • Ofrecer nuevos tipos de alimentos gradualmente, pero con frecuencia. A los niños hay que ofrecerles un nuevo alimento de 10 a 15 veces antes de que lo prueben.
  • Preste atención a las sensibilidades del niño con respecto a los alimentos y téngalas en cuenta al preparar la comida. ¿El niño tiene problemas con los alimentos “blandos”? Entonces, ofrézcale rodajas de manzana en lugar de compota de manzana, o una papa al horno en lugar de puré. Si desea que el niño pruebe un alimento “blando”, combínelo con un alimento crujiente que le guste. Dele una galleta de animales para que la sumerja en la compota de manzana.
  • Hablar con el proveedor de atención médica del niño acerca de sus preocupaciones en cuanto a la alimentación.

Simplemente algunos niños son menos propensos a probar cosas nuevas en función de su temperamento, su manera individual de abordar el mundo. Puede hacer lo siguiente:

  • Poner alimentos nuevos junto a otros que al niño ya le gustan. Alentarle a tocar, oler, chupar o probar el nuevo alimento.
  • Evite convertirse en un cocinero de minutas y no prepare comidas especiales para el niño. Pero asegúrese de que en cada comida haya algo que el niño conozca y que le guste en el plato. Además, ofrézcale lo que el resto de la familia está comiendo en porciones del tamaño adecuado para un niño pequeño. Con el tiempo, estas opciones le gustarán tanto y le resultarán tan conocidas como sus macarrones con queso favoritos.
  • Ofrecer nuevos tipos de alimentos gradualmente, pero con frecuencia. A los niños hay que ofrecerles un nuevo alimento de 10 a 15 veces antes de que lo prueben.
  • Utilizar salsas saludables, como yogur, hummus, ketchup o aderezos de ensalada con poco contenido graso para alentar a los niños a comer frutas, verduras y carnes.
  • Hacer que el niño participe en la preparación de la comida (como colocar fruta cortada en un bol para la ensalada de fruta). Manipular, oler y tocar la comida le ayuda a un niño a hacerse a la idea de comerla.

Algunos niños pueden parecer “selectivos” porque quieren comer solos. Puede hacer lo siguiente:

  • Ofrecerle “botanas” que el niño pueda comer solo.
  • Ofrecerle que sostenga una cuchara mientras usted lo alimenta. Esto hace que sienta que tiene el control.
  • Dejar que el niño decida dónde van los alimentos en el plato: los chícharos aquí, el pavo allí. Si lo desea, también puede dejar que el niño se sirva solo (ponga su mano encima de la de él para ayudarle a manejar las cucharas más grandes).

Algunos niños son muy activos. Quizás parezcan selectivos porque no les gusta estar sentados durante mucho tiempo. Puede hacer lo siguiente:

  • Colocar la comida del niño antes de que se siente.
  • Hacer que las comidas sean breves, aproximadamente 10 minutos. Deje que el niño se levante cuando indique que terminó de comer.
  • Poner alimentos saludables, como un bol de fresas o bananas, en un lugar al que el niño pueda acceder, para que cuando tenga hambre pueda encontrar buenos alimentos fácilmente.

Algunos niños tienen problemas médicos que les dificulta tragar o digerir determinados alimentos. Puede hacer lo siguiente:

  • Hacer que un profesional de atención médica lo evalúe. Algunos niños necesitan ayuda especial para alimentarse.

Qué NO hacer con los niños selectivos con la comida

 

Hay dos trampas que se deben evitar para alentar una conducta de alimentación saludable. Estas incluyen:

Obligar a un niño a comer. La realidad es que obligar a un niño a comer generalmente lleva a que el niño coma menos. Obligarlos también enseña a los niños a depender de otros para que les digan cuánto comer y qué sienten. Esto no conduce a hábitos de alimentación saludables ni a una buena autoestima. De hecho, algunas investigaciones han demostrado que obligar a los niños a comer en realidad puede empeorar la selectividad con la comida (Sanders, Patel, Le Grice, & Shepherd, 1993).

Cuando se trata de comer, puede resultar útil considerarlo como si usted y su hijo tuvieran cada uno su propio trabajo. Su trabajo es proporcionarle a su hijo opciones de alimentos saludables y momentos de bocadillos y comidas placenteros. El trabajo del niño es decidir cuáles de estos alimentos saludables comer y cuánto comer. Cuando usted aborda la alimentación de esta manera, el niño aprende a escuchar su cuerpo y elige opciones de alimentos saludables. También provoca menos peleas entre el padre y el hijo en torno a la comida (Satter, 1990).

Fastidiar o negociar con un niño. “¡Solo dos bocados más, solo dos bocados más!”, “Si comes tus verduras, tendrás postre”. Estrategias como estas no funcionan a largo plazo. Los niños que aprenden a negociar en torno a la comida rápidamente aprenden a negociar y pedir recompensas por hacer otras cosas, como lavarse los dientes o ponerse los zapatos. ¡Y pronto, no harán nada a menos que haya una recompensa por ello!

¿Y el postre?

 

Ah, el postre. A muchos padres les resulta difícil saber qué hacer con los dulces. Daniel, padre de un niño pequeño y de otro que va al jardín de infantes, compartió su dilema familiar:

No me molesta dejarles elegir la cantidad que quieren comer. Pero después de haber comido casi nada, quieren postre. Siento que si se los doy, se aprovechan de mí. Si trato de que coman más, es peor, porque terminamos negociando toda la comida: “Bien, si comes 3 bocados más de carne, puedes comer una galleta”. He llegado al punto de que mi hijo de 6 años me pregunta al comienzo de la comida: “¿Cuánto tengo que comer para recibir un dulce?”

¿Cómo maneja los “antojos de galletas” en sus pequeños que insisten en que terminaron la cena (después de 3 fideos), pero que aún tienen espacio para comer algo dulce? A continuación, se incluyen algunas ideas para manejar este dilema habitual.

  • Sirva una pequeña sorpresa con la cena del niño (por ejemplo, una galleta o un muffin pequeño). Sí, puede comerla primero o puede comer solo eso. No pasa nada. Con el tiempo, su hijo se dará cuenta de que los dulces son parte de la comida, pero no la única parte. Tendrá hambre de otros alimentos. Pronto, incluso podría notar que deja el dulce a un lado, y elige comer los alimentos más saludables primero.
  • Sírvale una pequeña sorpresa al final de la comida, independientemente de cuánto haya comido. Nuevamente, esto le enseña al niño que los dulces, cuando se comen con moderación, tienen su lugar. También le quita al postre el poder de ser una gran recompensa especial que ellos desean constantemente. Cuando evita negociar, “si comes esto, obtendrás esto”, también elimina una gran batalla de poder. Quizás descubra que, como resultado, el niño come más en su plato.
  • Elimine los dulces por completo. Algunas familias creen que las galletas, pasteles, etc. no son apropiadas para su dieta familiar. En cambio, pruebe ofrecer fruta fresca o queso para terminar la comida.

Referencias

Borah-Giddens, J., & Falciglia, G. A. (1993). A meta-analysis of the relationship in food preferences between parents and children. Journal of Nutrition Education, 25, 102–107.

Carruth, B. R., & Skinner, J. D. (2000). Revisiting the picky eater phenomenon: Neophobic behaviors of young children. Journal of the American College of Nutrition, 19, 771–780.

Gibbs, J. (2006, enero-marzo). Working with picky eaters: The toddler years. Family and Consumer Sciences Quarterly Media Packet, Extensión Universitaria del Estado de Michigan, East Lansing, MI.

Lerner, C., & Parlakian, R. (2007). Healthy from the start: How feeding nurtures your young child’s body, heart, and mind. ZERO TO THREE: Washington, DC. Disponible en línea.

Martins, Y. (2002). Try it, you’ll like it! Early dietary experiences and food acceptance patterns. The Journal of Pediatric Nutrition and Development, 98, 12–20.

Sanders, M. R., Patel, R. K., Le Grice, B., & Shepherd, R. W. (1993). Children with persistent feeding difficulties: An observational analysis of the feeding interactions of problem and non-problem eaters. Health Psychology, 12, 64–73.

Satter, E. (1990). The feeding relationship: Problems and interventions. Journal of Pediatrics, 117 (Supl.), 181–190.

El artículo a continuación también fue una base de gran utilidad para crear este recurso: Cathey, M., & Gaylord, N. (2004). Picky eating: A toddler’s approach to mealtime. Pediatric Nursing, 30(2), 101–109. Disponible en línea en: http://www.medscape.com/viewarticle/475189_1

Si está preocupado o tiene preguntas sobre el crecimiento o la alimentación de su hijo, le recomendamos que hable con el profesional de atención médica de su hijo. Sin embargo, tenga en cuenta que mientras su hijo no esté perdiendo peso y tenga energía para jugar e interactuar, es probable que esté comiendo lo suficiente para respaldar su desarrollo.

Browse our full suite of resources on early childhood development.

Read More

Next Up
Cómo ayudar a los niños pequeños a compartir
Aquí se explica cómo convertir los momentos de lucha en oportunidades para ayudar a los niños pequeños a compartir.