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¿Cuáles son los cambios más importantes en el cerebro después del nacimiento?

Person holding laughing infant
HelgaAnnenkova / Shutterstock

Aunque los bebés vienen al mundo con algunos reflejos útiles para la supervivencia, siguen siendo notablemente indefensos, en gran parte debido a que la corteza cerebral todavía es bastante inmadura.

Como parte del cerebro evolucionada altamente y más recientemente, la corteza es responsable de todos nuestros pensamientos, sentimientos, recuerdos y acciones voluntarias conscientes.

Si bien todas las neuronas de la corteza se producen antes del nacimiento, no están bien conectadas. En contraste con el tronco cerebral y la médula espinal, la corteza cerebral produce la mayor parte de sus conexiones sinápticas después del nacimiento, en una explosión masiva de formación sináptica conocida como el período exuberante. En su punto máximo, la corteza cerebral crea dos millones de nuevas sinapsis cada segundo, lo que es asombroso. Con estas nuevas conexiones se producen los numerosos hitos mentales de un bebé, como la visión de los colores, la habilidad de agarrar en pinza o un fuerte apego a sus padres.

Para los dos años de edad, la corteza cerebral de un niño pequeño contiene bastante más de cien billones de sinapsis. Este período de exuberancia sináptica varía en diferentes partes de la corteza cerebral: comienza antes en las principales regiones sensoriales, como la corteza visual o principal área del tacto de la corteza, si bien comienza un poco más tarde en los lóbulos temporal y frontal, áreas del cerebro que participan un funciones cognitivas y emocionales más elevadas. No obstante, la cantidad de sinapsis sigue en su punto máximo, nivel superabundante en todas las áreas de la corteza cerebral hasta mediados de la niñez (4 a 8 años de edad). A partir de la mitad de los años de escuela elemental y siguiendo hasta el fin de la adolescencia, la cantidad de sinapsis disminuye gradualmente hasta los niveles de adulto.

Este patrón de producción y eliminación sináptica corresponde asombrosamente bien a la actividad general del cerebro de los niños durante el desarrollo. Utilizando tecnología de imágenes por PET, los neurocientíficos han hallado asombrosos cambios en el nivel de energía que usan los cerebros de los niños durante los primeros años de vida: desde muy bajo al nacimiento, a un aumento rápido y de golpe entre la infancia y los primeros años de escuela elemental, seguidos de una disminución gradual a los niveles de adulto entre mitad de la niñez y fin de la adolescencia. En otras palabras, los cerebros de los niños están trabajando mucho, en especial durante el período de exuberancia sináptica que corresponde a los diversos períodos cruciales de su desarrollo mental (véase más arriba).

Además de formación y eliminación sináptica, el otro acontecimiento más significativo en el desarrollo posnatal del cerebro es la mielinización. Los cerebros de los recién nacidos contienen muy poca mielina, la substancia densa a impermeable que cubre la longitud de las células del cerebro maduro y es necesaria para una transmisión eléctrica clara y eficiente. Esta falta de mielina es el motivo principal por el cual los bebés y niños pequeños procesan la información mucho más lentamente que los adultos: por qué podría llevar un minuto o más para que un niño pequeño comience a responder a un pedido como “Joey, pásale el osito a mamá”. La mielinización de la corteza cerebral comienza en las principales áreas motrices y sensoriales —las regiones que reciben el primer insumo de los ojos, los oídos, la nariz, la piel y la boca— y luego pasan a un “orden superior”, o las regiones de asociación que controlan la integración más compleja de la percepción, los pensamientos, los recuerdos y los sentimientos. La mielinización es un proceso muy extendido: si bien la mayor parte de las áreas del cerebro comienzan a agregar este aislamiento crucial en los dos primeros años de vida, algunas de las áreas más complejas en los lóbulos frontal y temporal continúa el proceso durante la niñez y hasta bien entrados los 20 años de una persona. A diferencia de la eliminación sináptica, al parecer la mielinización está profundamente arraigada en gran medida. Su secuencia es muy predecible en todos los niños sanos y el único factor ambiental que influye en ellos es la malnutrición grave.

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