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Niños pequeños que muerden: en busca de la respuesta correcta

Comprender la causa subyacente de las mordeduras de los niños pequeños le ayudará a desarrollar una respuesta eficaz.

Intentar entender por qué muerde un niño pequeño le permitirá trabajar hacia una respuesta efectiva. Los niños muerden como respuesta a un desafío o para satisfacer una necesidad.

Es un comportamiento muy frecuente entre los niños pequeños, por lo que hay muchos padres y madres preocupados. No están solos. La buena noticia es que pueden hacer mucho para reducir y, finalmente, eliminar este comportamiento.

A fin de preparar el terreno para un tratamiento efectivo de este comportamiento, evite decirle al pequeño que es un “mordedor” y pídales a los demás que tampoco usen esa palabra. Las etiquetas pueden llevar a que los niños adopten esta identidad que se les asigna e intensifiquen el comportamiento de morder, en lugar de eliminarlo.

 

Avergonzarlos y castigarlos tampoco reduce el comportamiento de morder.

 

Los niños muerden como respuesta a un desafío o para satisfacer una necesidad. Por ejemplo, el niño puede morder como forma de expresar un sentimiento fuerte (como la frustración), de comunicar una necesidad de espacio personal (puede haber otro niño muy cerca) o para satisfacer una necesidad de estimulación oral. Intentar entender por qué muerde le permitirá trabajar hacia una respuesta efectiva. Y así, aumentará las posibilidades de eliminar el comportamiento.

¿Por qué muerden los niños pequeños?

Puede haber muchos motivos. A continuación, mencionamos algunos. Si cree que uno de estos motivos puede aplicarse a su niño, lea sobre estrategias específicas para responder más adelante en este artículo. Los niños pequeños pueden morder si:

  • No tienen habilidades lingüísticassuficientes para expresar necesidades importantes o sentimientos fuertes, como el enojo, la frustración, la alegría, etc. Morder es un reemplazo de los mensajes que todavía no pueden expresar con palabras, por ejemplo: Estoy muy enojado contigo, estás demasiado cerca y me incomoda, estoy muy emocionado o quiero jugar contigo.
  • Se sienten abrumados por los sonidos, las luces o el nivel de actividad del lugar.
  • Están experimentando para ver qué sucede.
  • Necesitan más tiempo de juego activo.
  • Están muy cansados.
  • Les están saliendo los dientes.
  • Necesitan estimulación oral.

¿Qué podemos hacer para evitar que muerda?

Preguntas para considerar

Si observa a su hijo jugar, puede empezar a anticipar cuándo morderá. Las siguientes preguntas son una guía para que pueda identificar los tipos de situaciones que suelen terminar en una mordida:

  1. ¿Qué sucedió justo antes de que muerda?
  2. ¿Con quién estaba jugando el niño?
  3. ¿A quién mordió? ¿Siempre muerde al mismo niño o son diferentes?
  4. ¿Qué estaba haciendo el niño?
  5. ¿Dónde estaba el niño?
  6. ¿Quién estaba a cargo del niño?

Estrategias para evitar que el niño muerda

Si detecta signos de que el niño está a punto de morder, puede probar con estas estrategias:

1. Distraer al niño con un juguete o un libro. Invítelo a mirar por la ventana, ir a otra habitación o salir a dar un paseo. El objetivo es reducir la tensión y cambiar el foco de atención del niño.

Si los padres enfocan su energía en el niño mordido, lo que están comunicando es que morder no se traduce en más atención. (Créditos: Szefei/Shutterstock.com)

2. Sugerirle formas de lidiar con la situación que genera la necesidad de morder. Por ejemplo: Marcus, puedes decirle a Ana: “Estás muy cerca. No me gusta que me toques el cabello”.Si piensa que el niño muerde porque necesita estimulación oral, ofrézcanle algo seguro para morder y masticar, como una galleta, bastoncitos de zanahoria o un mordillo.

3. Sugerirle formas de compartir. Se puede usar un reloj de cocina para que los niños tengan una referencia visual del tiempo que cada uno puede jugar con un juguete determinado. En la guardería, debe asegurarse de que no haya solo uno de los juguetes más populares en los salones. Compartir es uno de los disparadores más frecuentes del comportamiento de morder.

4. Leer libros sobre mordidas también puede ayudar. Cuando lea, pregúntenle al niño cómo se sienten los distintos personajes. Si el niño es mayor, pueden decirle que “lea” el libro con ustedes describiendo lo que sucede en las ilustraciones. Les recomendamos estos títulos:

¿Qué hago si mi hijo muerde?

Primero, controle sus propias emociones. Cuando un niño muerde, usted puede sentir frustración, furia, enojo, vergüenza o preocupación. Todos estos sentimientos son normales, pero responder cuando está atravesando un estado emocional intenso no es una buena idea. Entonces, cálmese antes de responder: cuente hasta 10, respire profundo o haga aquello que funciona para usted.

Identificar los tipos de situaciones que generan las mordidas le ayudará a encontrar la mejor forma de evitarlas. (Créditos: Issarapong Srirungpanich/Shutterstock.com)

Con voz firme y serena (sin enojo ni gritos de por medio), decirle: No se muerde. Morder lastima. Hable sobre cómo se siente el otro niño: Mira, Madison está llorando. Está llorando porque la mordiste. Morder lastima. El mensaje debe ser breve, simple y claro.

Luego, cambiar el foco de atención al niño mordido. A menudo, cuando un niño muerde, los adultos le prestan mucha atención. Si bien es atención negativa, funciona como refuerzo y puede hacer que el comportamiento de morder continúe en lugar de eliminarlo. Si los padres enfocan su energía en el niño mordido, lo que están comunicando es que morder no se traduce en más atención. Mostrar preocupación y compasión por el niño mordido también enseña empatía. Recuerde que aprender un comportamiento nuevo lleva tiempo.

Si el niño ya ha desarrollado las habilidades verbales, hablar sobre sus experiencias y las distintas estrategias que pueden aplicar la próxima vez en lugar de morder: Si Tyler agarra tu peluche y no quiere soltarlo, puedes decirle: “Tyler, ese es mi peluche. Devuélvemelo”. Si no te lo devuelve, puedes venir a buscarme y te ayudaré. O: Cuando tengas ganas de jugar, puedes decir: “¿Quieres jugar conmigo?” para que tu amigo sepa que quieres jugar.

Acompañar al niño en la transición a otra actividad. Pregúntele: ¿A qué te gustaría jugar ahora? Una buena idea es ofrecerle actividades, como jugar con masa, dibujar o jugar con arena o agua, que le permitan liberar energía de forma constructiva y le ayuden a relajarse. No se debe obligar al niño que muerde y al niño mordido a jugar juntos, a menos que ellos quieran.

Recuerde que aprender un comportamiento nuevo lleva tiempo. El niño puede volver a morder, por eso debe seguir supervisando los momentos de juego. También es útil usar las mismas palabras (No se muerde. Morder lastima.) con la mayor constancia posible para reforzar el mensaje.

Estrategias para responder según el desarrollo de cada niño

1. Estimular las habilidades de comunicación y lingüísticas

Si piensa que morder reemplaza la falta de habilidades lingüísticas para que el niño se exprese, puede probar con estas estrategias:

  • Poner en palabras lo que cree que el niño está pensando: Tanya, ¿quieres usar el triciclo? Pregúntale a Henry: “¿puedo usarlo yo ahora?”
  • Ayudar al niño a expresar sus sentimientos de forma correcta.Si el niño está muy enojado, puede decirle: Max, ¡estás muy enojado! Estás muy, muy enojado. Y sugerirle formas de manejar estos sentimientos: hacer caras de león enojado y rugir, romper periódicos, golpear almohadones del sillón, tocar un tambor, saltar, lo que funcione para ustedes.
  • Reforzar la conducta del niño que expresa sus sentimientos con palabras: Me preguntaste si podías usar el burbujero en lugar de agarrarlo. ¡Muy bien! Toma.
  • Darle opciones adecuadas a la edad, por ejemplo, qué prendas usar o con quién jugar. Las opciones transmiten un sentido de control y pueden reducir las mordidas.
  • Hacer una evaluación del habla y el lenguaje si considera que las habilidades lingüísticas del niño no están muy desarrolladas.

2. Ayudar al niño a regular los sentimientos de desborde

Si el niño se abruma fácilmente con las luces, los sonidos y la actividad, puede probar con estas estrategias:

  • Mantener el volumen de la televisión y la radio bajo o en silencio.
  • Evitar las multitudes y los entornos con exceso de actividad, como los centros comerciales o las plazas un sábado soleado por la mañana.
  • Programar las actividades con muchos estímulos sensoriales (como ir a comprar ropa o ir al dentista o al médico) para los “mejores” momentos del día del niño, cuando ya haya comido y descansado.
  • Hablar con los otros cuidadores del niño sobre su dificultad para gestionar el exceso de estímulos sensoriales. Proponga distintas formas de reducir la estimulación en los otros entornos de cuidado infantil.
  • Darle un gran abrazo “de oso” cuando detecte que el niño está estresado y fuera de control y, quizás, a punto de morder. Esto ayuda a que el niño “se contenga” y se tranquilice.
  • Crear un “rincón acogedor” en casa con almohadas, libros y otros juguetes tranquilos, como animales de peluche. También puede usar una carpa de juego como lugar seguro para descansar. Explíquele que es un lugar seguro al que puede ir cuando quiera estar solo o se sienta fuera de control y necesite calmarse. Asegúrese de que en los demás entornos de cuidado del niño también haya un “rincón acogedor”.

3. Explicar los efectos de sus acciones

Si el niño está experimentando para ver lo que sucede cuando muerde, puede probar con estas estrategias:

  • Hacer un comentario inmediato, con firmeza y sin transmitir emociones (dentro de lo posible) (No se muerde. Morder lastima). Cambie el foco de atención de su hijo al niño mordido.
  • Ayudar al niño a entender la relación causa y efecto: Mordiste a Macy y ahora está llorando. Cuando muerdes, lastimas a tus amigos. No está bien morder.

4. Ofrecerle oportunidades de juego activo

Si el niño necesita más juego activo, puede probar con estas estrategias:

  • Destinar tiempo todos los días a estar activos.Salgan a caminar después del desayuno. Pongan música mientras preparan la cena y bailen juntos.
  • Hablar con los otros cuidadores del niño para que el juego activo sea parte de la rutina diaria. Quitarles tiempo de “recreo” no es un castigo válido para los niños pequeños que muerden. Esto solo empeora el problema.
  • Incorporar la actividad a las rutinas diarias del niño, por ejemplo, hacer 10 saltos de tijera antes del almuerzo o elongar antes de irse a dormir.

5. Tratar los problemas de sueño

Si el niño está muy cansado, puede probar con estas estrategias:

  • Gradualmente, cambiar la hora de irse a la cama a unos 30 o 60 minutos antes por algunas semanas.
  • Programar las siestas o, si no duerme, “momentos de calma” en los que se quede en la cama o en la cuna con un libro y música suave de fondo.
  • Evitar las citas para jugar u otras actividades potencialmente estresantes los días en que el niño está muy cansado.
  • Avisarles a los otros cuidadores del niño cuando no haya dormido bien o esté cansado para que puedan seguirlo de cerca y reducir la posibilidad de un episodio de mordida.

6. Fomentar una dentición saludable

Si le están saliendo los dientes, puede probar con estas estrategias:

  • Ofrecerle un mordillo o un paño frío para que muerda.
  • Informarles a los cuidadores del niño que le están saliendo los dientes y pedirles que identifiquen mordillos adecuados en el salón.

7. Ofrecer estimulación oral

Si el niño necesita estimulación oral:

  • Ofrecerle bocadillos crocantes (saludables) con regularidaddurante el día. Las investigaciones han demostrado que esta intervención permite reducir los episodios de mordidas.

Cuándo buscar ayuda

Si bien morder es un comportamiento muy frecuente, suele desaparecer alrededor de los 3 a 3 años y medio. Si el niño sigue mordiendo, o la cantidad de veces que muerde aumenta en lugar de disminuir, le recomendamos consultar a un especialista en desarrollo infantil.

Este profesional le ayudará a identificar las causas del comportamiento del niño y a desarrollar una estrategia para tratarlo. Recuerde que las soluciones rápidas no existen. Con el tiempo, con asistencia, el niño dejará de morder y recurrirá a formas más adecuadas de expresar sus necesidades.

Lo que definitivamente NO servirá para que deje de morder

Avergonzar o castigar al niño no hará que muerda menos, sino que aumentará el miedo y la preocupación, lo que puede también aumentar los episodios de mordidas. Las respuestas agresivas no transmiten las habilidades sociales que el niño necesita para gestionar las situaciones que disparan los episodios.

Devolverle la mordida al niño, como algunos sugieren, no es una respuesta útil. En ninguna investigación se ha demostrado que este comportamiento reduce los episodios de mordidas. Por el contrario, le enseña al niño que está bien morder a las personas ante los sentimientos de enojo. Las mordidas de los seres humanos pueden ser peligrosas y morder se considera un tipo de abuso infantil. Definitivamente, no es una respuesta adecuada a un niño que muerde.

 

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