A los dos años, los niños realmente comienzan a jugar de manera interactiva con otros niños de su edad.
Las relaciones afectuosas les dan a los niños pequeños un sentido de comodidad, seguridad, confianza y estímulo. Ellas les enseñan a los niños pequeños cómo formar amistades, comunicar emociones y enfrentar dificultades. Las relaciones sólidas y positivas también ayudan a los niños a desarrollar confianza, empatía, compasión y un sentido de lo correcto y lo equivocado.
A los dos años, los niños realmente comienzan a jugar de manera interactiva con otros niños de su edad. Usted también verá una explosión real en los juegos imaginarios, un aspecto crucial del desarrollo de los niños. Los juegos imaginarios ayudan a desarrollar el lenguaje, el pensamiento y las aptitudes sociales cuando los niños asumen roles y desarrollan sus propias ideas y cuentos.
Los niños de dos años también son capaces de sentir empatía: entienden los sentimientos de otros. Se puede ver a un niño consolar a un compañerito que se ha herido o hasta llorar cuando ve a otro niño que está molesto. Al mismo tiempo, a los niños pequeños les sigue gustando decir “¡No!” y se esfuerzan por resolver conflictos con amigos. Los niños desarrollan habilidades más adelantadas del juego social, como compartir y turnarse, con el tiempo a medida que se acercan a los tres años y más. Esto es lo que se podría ver que sucede entre compañeros ahora que juegan un juego imaginario:
Isabela, una niña de dos años y medio, colocó cuidadosamente los bloques en un círculo. “¿Alguien quiere pizza?”, preguntó . Tomás, que tenía casi tres años, dijo que quería un pedazo grande. “¿Esto tiene pepperoni? A mí no me gusta el pepperoni.” Isabela dijo que era pizza sin nada extra, con cuidado recogió un bloque con una espátula de juguete y lo puso en un plato. Pulsó varias teclas en una caja registradora de juguete y dijo: “Son 20 pesos”. Tomás le tocó la mano, haciendo como que le daba dinero. “Muchas gracias”, dijoIsabela.
Lo que usted puede hacer
Ayude a su hijo a entender sus sentimientos.
Ahora que los niños pequeños tienen una idea más firme de lo que son como individuos, experimentan sentimientos más complejos como pena y vergüenza. Ayude a su hijo a entender sus sentimientos usando palabras que describen emociones: Te sientes triste y celoso de que a Carla le tocó la estampilla con la mariposa. Sé que es difícil, pero ahora tú puedes escoger la estampilla azul o la verde. Enseñar a los niños las palabras para emociones es importante porque, con el tiempo, les da a los niños la habilidad de hablar de sus sentimientos en lugar de solo exteriorizarlos.
En su trabajo:
- Explore la idea de los sentimientos mediante juegos. Use títeres para crear una historia sobre las frustraciones o los temores típicos de su niño, como tener que compartir los juguetes con un compañero de juegos, adaptarse a un nuevo bebé o separarse de usted cuando viene la niñera. Sugiérale a su hijo que haga un dibujo triste cuando esté triste o que haga formas de enojados con la plastilina cuando esté enojado. Lea libros sobre sentimientos y hable sobre los dibujos: ¿Cuál niño parece enojado? ¿Cuál niño parece con miedo?
- Sea un observador cuidadoso. Observe para ver lo que su hijo le está “diciendo” mientras juega. Por ejemplo, si su hija se viste con ropas de mamá y niña pequeña y hace como que se despide de su osito de peluche, es posible que esté luchando con sentimientos sobre separaciones. Usted le puede ayudar a entender esas ideas y sentimientos grandes siguiéndole el juego y recordándole que, si bien el osito le echa de menos a su mamá, él sabe que mamá siempre regresa.
- Ayude a su hijo a expresar sus sentimientos de maneras adecuadas a su edad. Dele maneras aceptables de compartir sentimientos fuertes. Por ejemplo, los niños pequeños pueden romper papeles, zapatear o tirar una pelota de espuma cuando están muy enojados. Ayude a su pequeño a entender que hay muchas maneras sanas y no hirientes de expresar los sentimientos.
Estimule las amistades tempranas.
Los niños necesitan practicar para aprender a compartir, esperar turnos, resolver conflictos y experimentar el placer de la amistad. Jugar juntos ayuda a los niños a desarrollar todas estas habilidades importantes. Cuando usted les proporciona posibilidades divertidas para actividades, un ámbito seguro y que brinda apoyo para jugar, y la guía necesaria para ayudar a los niños a compartir y resolver conflictos ellos descubrirán el placer de las primeras amistades. En su trabajo:
- Ofrezca algunas actividades para jugar que no requieran compartir. Los proyectos de dibujo y pintura, de hacer música (donde cada niño tiene un instrumento), jugar con arena o agua son opciones que pueden mantener los conflictos al mínimo.
- Pídales a los niños que se imaginen cómo su comportamiento podría afectar a otros: Veo que tú le dijiste a Greta que ella no podía jugar a la pelota contigo. Mírale a la cara ahora. ¿Cómo te parece que ella se siente?
- Haga un “libro de amigos”. Tome fotos de cada uno de los amigos de su hija. Pegue cada foto en la parte de arriba de una hoja y luego haga una lista del juguete, el libro, la comida, el juego, el peluche y otras cosas favoritas de la niña. Junte las hojas con una presilladora o ate las páginas mediante un hoyo en cada hoja, por donde pasará un hilo de tejer y luego le hará un nudo. Léale el libro a su hija de modo que ella pueda disfrutar de oír sobre ella misma y todos los niños que ella conoce.
- Ayúdele a su niña pequeña a ver los puntos de vista de otros, lo que estimula la empatía: Sofía se siente triste porque papá acaba de decirle adiós. Veamos si él quiere leer un libro con nosotros.
Deje que su hijo tome la iniciativa sobre decidir a qué jugar.
Busque maneras de ayudarle a seguir explorando sus intereses. Por ejemplo, si a su niño pequeño le gusta los trenes, coloque varias sillas de la cocina en fila para simular un tren, lea libros sobre trenes y planee una visita su estación de tren local si es posible.
En su trabajo:
- Comente o describa lo que su hijo está haciendo. Tú estás usando tantos colores hermosos para hacer ese dibujo. Tú estás jugando a ser el doctor y le estás cuidando al perrito enfermo.
- Participe en el juego de su hija siguiendo lo que ella le indique. Si ella está jugando a un picnic imaginario, usted le puede ayudar a preparar la “comida” y colocarla en una cesta. Esto le ayuda a su hija a aprender sobre el placer del juego interactivo. También es una oportunidad para que usted se base en las actividades de su hija para ayudarle a aprender. Por ejemplo, usted podría preguntar: ¿Qué tiempo es bueno para un picnic? Cuando usted participa en el juego de su hija, ella se siente amada, importante y competente.
Apoye a los niños pequeños de más edad para que desarrollen habilidades.
Los niños pequeños aprenden mejor cuando usted les dejar jugar, explorar y seguir sus intereses. Desarrollan nuevas habilidades cuando usted les da tan solo la ayuda necesaria para puedan superar una dificultad sin volverse sumamente frustrados. Por ejemplo, si usted ve que su hijo de 30 meses de edad está tratando de construir una torre de bloques que se cae una y otra vez, podría sugerirle que la construya sobre el piso duro en vez de hacerlo sobre la alfombra. Usted también podría sugerir que construya una base fuerte y ayudarle a guiar su mano para fijar los bloques una vez que la torre esté alta. A continuación le compartimos algunos pasos para ayudar a los niños pequeños a ser buenos en solucionar problemas.
En su trabajo:
- Solidarícese con la frustración de su hija. ¡Estás trabajando tanto para ponerte los guantes! Lleva tiempo saber cómo hacerlo.
- Pregúntele a su hija si sabe qué es lo que podría estar causando el problema.
- Ofrézcale sus observaciones. Por ejemplo: ¿Te has olvidado de poner tu pulgar en el espacio para el pulgar del guante?
- Pregúntele si tiene ideas de cómo hacerlo correctamente.
- Pregúntele si quiere sugerencias. ¿Qué tal si pones primero el pulgar y luego la mano?
- Proporcione el apoyo que necesita para tener éxito. Por ejemplo, ayúdele a colocar los dedos de manera de hacerlo correctamente.
- Elogie el procedimiento, no solamente el resultado: Tú estás tratando realmente de descubrir cómo se hace esto y sigues insistiendo. ¡Eso está muy bien! Esto les ayuda a los niños a aprender persistencia y les hace saber que tratar una y otra vez es tan importante como lograrlo.
Ayude a su hijo a resolver conflictos de maneras sanas y positivas.
A esta edad, es muy típico que los niños pequeños sigan teniendo dificultades en compartir, esperar turnos y seguir reglas. Esto se debe a que todavía no han dominado el autocontrol. Usted les ayuda a aprender estas importantes nuevas habilidades cuando, con toda calma, los acompaña a través del procedimiento de resolver un conflicto. Probablemente usted tendrá que pasar por estos pasos muchas, muchas veces antes de que ellos puedan hacerlo por sí mismos.
En su trabajo:
- Mantenga las cosas sencillas. Explique lo que sucede con la menor cantidad posible de palabras. Hable con voz calmada, no enojada.
- Repita lo que sucedió para asegurarse de que su hijo entiende: Le empujaste a Justin porque tú querías la escoba de vuelta.
- Señale las consecuencias del comportamiento del niño: Después de que le empujaste a Justin, él comenzó a llorar. Le dolió. Se sintió triste y enojado.
- Ofrezca ideas sobre qué cosas sería mejor que su hija hiciera la próxima vez. Los niños mayores de dos años podrían ser capaces de ofrecer algunas de sus propias ideas. Otros necesitarán sugerencias, como usar sus palabras o pedir ayuda a un adulto. La mayoría de los niños pequeños necesitarán ayuda para llevar a cabo estas estrategias.
Use lenguaje para describir sentimientos y experiencias.
Si bien a menudo se oye a adultos pedir a los niños pequeños que “usen sus palabras”, los niños pequeños con frecuencia carecen de las palabras que necesitan para describir sus sentimientos. Al ayudar a su hija a nombrar sus sentimientos y practicar maneras para manejar sus emociones, ella aprende con el tiempo cómo hacerlo por sí misma.
En su trabajo:
- Ponga en palabras los sentimientos de su hija. Cuando tu hermano tomó tu pincel, te enojaste. Comparta usted sus propios sentimientos también: Estoy tan frustrada porque no puedo encontrar mis llaves.
- Lea libros sobre los sentimientos. Pídale a su bibliotecario local sugerencias sobre libros para niños que hablan sobre los sentimientos. Algunas ideas son: “My Many-Colored Days”, por el Dr. Seuss; “Lots of Feelings”, por Shelly Rotner, y “The Feelings Book”, por Todd Parr.
Explique sus motivos por poner límites y hacer pedidos.
A medida que los niños pequeños se acercan a la edad de tres años, la mayoría usa y comprende el lenguaje lo suficientemente bien como para manejar explicaciones sencillas. Señale cómo las reglas le benefician a su hijo: “Cuando tú me ayudas poniendo el plato de tu almuerzo sobre la cocina, termino de limpiar más rápido y luego podemos leer otro cuento más.” “Cuando compartes los juguetes, significa que todo el mundo tiene una oportunidad de jugar.”
En su trabajo:
- Hable sobre reglas y límites en un lenguaje que su hijo entienda. No debes pegar. Pegar duele. Cuando estás enojado, tú puedes saltar, patear el suelo o venir a mí para que te dé un abrazo.
- Muéstrele a su hijo los beneficios de cooperar. Las consecuencias naturales ayudan a los niños a comprender la causa y el efecto de una regla, un pedido o un límite. Por ejemplo, la consecuencia natural de arrojar un camión de juguete es tener que dejarlo de lado por un momento. ¡Pero las consecuencias naturales pueden ser positivas también! Recuérdele a su hijo: “Si tú cooperas con ponerte la chaqueta, tendremos más tiempo en el parque.” Estrategias como esta ayudan a los niños a aprender las reglas y a hacer buenas elecciones con el tiempo.
Busque maneras de hacer que la cultura de su hogar sea parte de las rutinas diarias de su hijo.
La cultura de un niño es una parte importante de quién es. La conexión que tiene con su cultura da forma a su identidad y autoestima de maneras sanas y positivas.
En su trabajo:
- Enseñe a los proveedores de cuidado de su hijo las palabras que su familia usa para personas (madre, padre, abuelos) y cosas (biberón, manta, chupete, etc.) importantes.
- Escoja libros y música que reflejen la cultura de su hogar. Con frecuencia esto se puede conseguir en la biblioteca pública sin costo alguno y rápidamente se convertirán en una parte muy querida de las rutinas diarias de su hijo: a la hora de ir a dormir, a la hora del baño o sencillamente cuando van en el auto.