La formación de relaciones describe el proceso de establecer conexiones (—-) emocionales con otros, a partir del nacimiento, que se basan en la confianza y el cariño. Por medio de las relaciones, los niños descubren quiénes son y aprenden a entender a otros. Cuando los niños pequeños tienen experiencias con personas que los ayudan, los entienden y disfrutan de ellos, perciben el mundo con apertura y entusiasmo, y crecen para convertirse en personas receptivas y afectuosas.
Los bebés nacen con la disposición para relacionarse y conectarse con otros, y siguen desarrollando las aptitudes sociales necesarias para formar relaciones sólidas y sanas durante toda su vida:
- Un recién nacido contempla la cara de su madre mientras está lactando. El bebé reconoce a su madre como la persona especial y cariñosa que está siempre allí para él y se calma casi inmediatamente cuando su madre lo alza y lo mantiene estrechado. Este bebé está aprendiendo que es amado y que puede confiar en otros para que le cuiden y le traten bien.
- ¡Un bebé de seis meses ríe y ríe cuando su padre coloca una servilleta sobre su cabeza y luego la quita para decir “cu cúaquí está”! Cuando su padre trata de poner de vuelta la servilleta sobre la mesa, el bebé dice “e, e, e” para hacerle saber que él quiere que el padre levante otra vez esa servilleta. Este bebé está aprendiendo que él puede conectarse con un ser querido por medio de una actividad divertida. Está descubriendo que pasar tiempo juntos es satisfactorio divertido y placentero.
- Un niño de 20 meses quiere cortar su propia fruta para una merienda. Su abuela dice que no. Él zapatea y lloriquea. Su abuela le dice que tiene una idea: le da un cuchillo sin filo para mantequilla y guía la mano del pequeño para ayudarle a cortar un pedazo de melón. Este niño está aprendiendo que sus intereses y necesidades son importantes y lo que significa ser entendido por otra persona.
- Una niña de dos años y medio ve que su hermano se cae de la bicicleta y comienza a llorar. Ella corre hacia él y comienza a frotarle la espalda, como ha visto hacer a su madre. Esta niña está aprendiendo cómo solidarizarse y como reconocer los sentimientos y las experiencias de otros y entenderlos- a sentir empatía.
A continuación presentamos algunas ideas para desarrollar las aptitudes para formar relaciones en bebés y niños pequeños:
Deje que haya tiempo no estructurado y sin interrupciones con su hijo cada día.
Deje que la niña sea quien decida qué jugar. No realice varias tareas a la vez durante este tiempo especial para jugar; únicamente esté allí con su hija, solo ella y usted. Ella se sentirá amada y especial con su plena atención. Cuando usted tenga que volver a sus tareas diarias, puede seguir conectada con su niña hablándole o haciendo que ella ayude con la actividad, dándole “tareas” que ella pueda hacer. Usted puede narrarle lo que usted está haciendo y ofrecerle objetos interesantes y relacionados para mantenerla conectada con usted, como una cuchara de madera para que juegue mientras usted cocina.
Hágale saber a su hijo que usted está interesado en sus actividades.
Demuestre un sincero interés en su hijo, lo que quiera que sea que esté haciendo. Su atención es lo que él desea y le encanta recibir. Usted puede mostrarle su interés comentando o describiendo lo que está haciendo: “Estás usando tantos muchos colores hermosos para hacer ese dibujo”. O participe usted siguiendo lo que él hace. Si él está colocando bloques en un contenedor, vea si lo hacen por turno entre los dos o si pueden construir algo juntos. Esto también le ayudará a aprender el valor y el gozo de tomar turnosimportante de todas las relaciones exitosas.
Anime a los niños a que expresen sus sentimientos de maneras apropiadas a su edad.
Formar relaciones positivas y sanas depende de la capacidad de demostrar los sentimientos de manera apropiada y de reconocer los sentimientos de otros. Enseñe a los niños maneras aceptables de desahogar enojos, como hacer un dibujo con cara de enojado, correr por el patio o tirar una almohada al piso. Póngale una etiqueta a sus propios sentimientos: “Estoy contenta porque tú me ayudaste a limpiar” o “Estoy triste porque abuela tuvo que regresar a su casa”. Es importante que los niños sepan que usted tiene sentimientos también, pero que hay maneras de hacer frente a ellos de modo que uno se pueda sentir mejor.
Respete los sentimientos de su hija o hijo.
Esto le enseña a su hija a confiar en sus instintos. También puede ayudarle a hacer frente a sentimientos profundos o difíciles y permitirle seguir adelante. El saber que usted respeta sus sentimientos le enseña empatía y respeto a los demás, que son elementos importantes en toda relación. Aceptar sus sentimientos, sin restarle importancia ni burlarse de ellos, también aumenta las posibilidades de que su hija comparta más con usted cuando crezca.
Juegue juegos que exploren los sentimientos.
Use marionetas para exteriorizar las frustraciones o temores típicos de un niño pequeño, como tener que compartir juguetes con un compañerito de juegos, adaptarse a un nuevo bebé o separarse de seres queridos. Haga dibujos o sombreros para diferentes emociones y hable sobre los dibujos de un libro que comunican sentimientos. Además, observe lo que su hija le “dice” durante este juego: puede ser una ventana a sus pensamientos y sentimientos más profundos. Por ejemplo, si su hija se viste con ropas de mamá y deja su osito de peluche en la casa de la niñera, es probable que se esté preguntando sobre separaciones. Usted puede ayudarle a pensar sobre estas grandes ideas y sentimientos siguiéndole el juego y tal vez recordándole que, aunque Teddy le eche de menos a su mamá, él sabe que su mamá siempre vuelve.
Proporcione oportunidades para que hijo desarrolle relaciones con otros niños.
Los niños necesitan practicar para aprender a compartir, turnarse y resolver conflictos, y sentir el placer de la amistad. Jugar juntos les da a los niños todo esto; además es una oportunidad para que los padres se conecten con otros adultos. A esta edad, estar presente durante visitas las citas para jugar es importante ya que los niños con frecuencia necesitan ayuda para aprender y practicar sus nuevas aptitudes de amistad. Y es una buena regla general que las citas para jugar sean cortas para los niños pequeños: de 45 minutos a una hora está bien para la mayoría de ellos. Para los niños un poco mayores, usted puede utilizar su tiempo de juego con otros niños de su edad para forjar aptitudes habilidades de formación de relaciones amistosas mediante lo siguiente:
- Sugerir, cuando sea apropiado, que los niños recurran a sus compañeritos para pedir ayuda o para obtener respuesta a sus preguntas: “¿Te estás preguntando cómo hacer que la muñeca se siente en la silla alta? ¿Por qué no se lo preguntas a Jeremy? Lo vi cuando le daba de comer hace unos minutos.”
- Pedir a los niños que se imaginen cómo su comportamiento afecta a otros: “Veo que le dijiste a Greta que ella no puede jugar a la pelota contigo. ¿Cómo crees tú que eso le hizo sentir a ella?”
- Animar a los niños a que trabajen en grupos o como equipos, cuando sea apropiado: “Sam y DeShawn, ¿podrían guardar los autos? Luego, podrían ayudarme a traer la merienda.”
- Ayudar a los niños a ver los puntos de vista de otros, lo cual fomenta la solidaridad: “Casey se siente triste porque su mamá tuvo que irse.”
Limite el tiempo que pase frente al televisor y otros aparatos electrónicos?
La televisión resta tiempo que podrían pasar juntos; y resta tiempo en el que los niños podrían estar jugando, resolviendo problemas, interactuando y aprendiendo activamente sobre el mundo que les rodea. Cuando su hija mire televisión, usted puede realzar la experiencia hablando con ella sobre el programa: de lo que ella pensó que se trataba, qué personajes le gustaron y cuáles no, cómo le hizo sentir. Usted también podría hacer una representación de la historia tal como ella la entendió, usar marionetas para contar la historia o crear juntos su propia historia.